jueves, 6 de septiembre de 2012

El Malacopa

   Antes de leer esto, recomiendo, a los que puedan y quieran, que se sirvan una copa y pongan esta canción  para poder aprovechar las palabras que seguirán:


 
   Alguna vez en nuestra vida, si es que alguna vez fuimos asiduos mamadores de botellas de un alcohol cualquiera, llegamos a ser malacopas. Alguna vez mandamos a todos a la verga o sencillamente vomitamos  al buen compañero de peda que estaba sentado a nuestro costado. La culpa la tiene la tiene el alcohol, la penitencia la carga el malacopa expulsado de una fiesta y los que toman sin remordimiento alguno, son ángeles. ¡Todo es tan católico en Latinoamérica! ¡Alguien tiene que tener la culpa! ¿Si no hay pecado, no hay moral? Se habla de las drogas como si fueran un escuadrón de paramilitares dispuesto a exterminar a "todos los jóvenes en peligro que hay en la nación". No señores moralistoides y flexibles-católicos, ¡NO! Esto se trata de libre albedrío o libre voluntad de comercio (si nos ponemos azules, blancos y rojos con rayas y estrellas). Se trata de una elección, de una sensación que no se puede generalizar. Hay que recordar que cada metabolismo funciona de manera distinta, eso sin mencionar tu perspectiva socio-económica involucrada en la peda o viaje de tu preferencia.

 
   La cuestión es que un malacopa no admite razones y actúa de manera impulsiva e irracional. Seguir un sentimiento cuando uno no tiene idea de lo que está pasando no es de sabios. Por ahí dicen que actuar como loco vale la pena cuando el momento es perfecto para ser un loco. Tiene que valer la pena... Veo con tristeza que mucho de lo que dije en posts anteriores se cumple, veo que la información y las imágenes van más allá de lo que se puede razonar. La gente habla de lo que no tiene idea y los héroes ya no desobedecen el reglamento conociéndolo. Las letras se han convertido en mala mariguana, en las sobras que se producen y se consumen en México, las flores exquisitas se mandan a Estados Unidos como la información valiosa a Washington. En cuestiones censuradas es muy difícil ser imparcial, ahí nos encontramos con la perspectiva más parcial del asunto y no con la información contrastada. Drogas que pueden causar la sensación de poder, personas que impregnan el terror en sus palabras mientras los lugares físicos se infestan de balas que truenan durante todo el día.


   El malacopa malvibra y provoca un caos en un ambiente de ingenuos. Todos deformamos la realidad aunque no seamos malacopas. Esa es la verdad de un mariguano insensible como yo. La subjetividad que tiene su bando político volando en una nube de humo que lleva THC a cada rincón de mis venas que se relajan... Cambiar de sujeto en un enunciado también es una buena forma de deformar la "realidad". Eso sí, siempre existe el otro lado de la moneda. El lado sobrio que no entiende de razones que no sean cuadradas.





SEÑOR SACATRIPAS